Las ciudades han sido los grandes lienzos de los expertos. Urbanistas, arquitectos y políticos, avalados técnicamente, han sido los que han tomado las decisiones sobre cómo debemos vivir, por dónde podemos caminar, cómo tenemos que relacionarnos, en definitiva, la ciudad es un escenario que nos viene dado sobre el que los ciudadanos poco hemos podido opinar, a pesar de la social apariencia de las plataformas de participación ciudadanas de hoy, que no dejan de ser un lugar para votar las decisiones que otros han tomado previamente. La técnica ha sido el escudo de las grandes resoluciones y el límite para el criterio de la ciudadanía. Hemos perdido el derecho a la ciudad, que no es otro más que el de vivirla como queremos.